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Flor Tan (Est. Sociología/ UNPRG) |
Este tipo de
violencia “invisible” sucede
en el ámbito público; en la calle, los parques, pasadizos, medios de
transporte, plazas, entre otros. Es el más común y que todas las mujeres lo
sufren todos los días, asimismo es el tipo de violencia que menos importancia se le da.
Hablar del acoso
sexual callejero es hablar de la cultura machista imperante en nuestra sociedad
en donde el hombre se siente superior, dueño y con derechos sobre la mujer en
la que la coloca en condiciones de desigualdad e inferioridad, sin derecho a tener que
transitar libremente, ni de elección en cuanto a su vestimenta.
La mujer
es convertida en objeto sexual, demostrado en las prácticas sociales ejercidas
por los hombres como: ruido de besos y/o silbidos, masturbación pública,
tocamientos indebidos, roses corporales, comentarios con connotaciones
sexuales, miradas persistentes e incómodas, piropos de tipos sexual y la
utilización del cuerpo semidesnudo de la mujer en la mayoría de spots
publicitaros. Dichas prácticas son un
claro ejemplo de la agresividad que caracteriza al machismo, hasta llegar al
extremo de culpabilizar a la mujer de que “ellas son la que la provocan con
esas faldas cortas, polos escotados”, si no quieren que los pase nada ¿por qué
salen solas a esas horas?, “una tiene
que acostumbrarse”, "así son los hombres”.
Dichas prácticas
sociales machistas convertidas en
violencia contra la mujer han contribuido a la discriminación por su condición
de ser mujer, a la desconfianza hacia los hombres y salir a la calle solas, y
lo peor es que se ha convertido en la
forma de violencia culturalmente más aceptada. La mujer tiene que hacerle caso
omiso, y a veces hasta la consideran como algo normal. Es tal, que el hombre ha creado un mundo para
sí mismo sin tomar en cuenta a la mujer en la equidad e igualdad de condiciones
y derechos.
Por todo ello es
imprescindible que en el ámbito educacional
a los niños se los instruya con equidad de género sin discriminación
hacia la mujer, la familia como el principal ente socializador y formador de
futuras generaciones, que cese la transmisión
de este machismo de padres a hijos. Es responsabilidad de todos Construir una sociedad donde hombres
y mujeres puedan transitar libremente sin miedos y en donde el espacio público
se convierta en un encuentro entre personas de ambos sexos que se reconocen con
equidad e igualdad de derechos y oportunidades.