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Jorge Pereyra |
Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que el diario El Tiempo(Cajamarca) mostrara su verdadero rostro y se negara a publicar un texto mío en contra de uno de sus anónimos financistas: a saber, Yanacocha.
Y puesto contra las cuerdas, no le quedó más que abjurar de su cacareada promesa de respetar el contenido íntegro de mis artículos y mostrar tolerancia por la humilde opinión de este cazador de vampiros minerómanos.
Así pues, la careta se les cayó y el autoproclamado diario “irreverente” demostró una vez más que no le gusta que yo sea irreverente con su mecenas minero. Aunque tengo que admitir que este “diablo ambiental” ya era para ellos, no un grano, sino una llaga en el culo.
Por supuesto, su invitación a que escribiera en sus páginas, escondía un burdo propósito: hacer creer a la opinión
pública cajamarquina que practican un periodismo plural, objetivo y abierto a todas las tendencias políticas.
Nada más falso como un billete de tres soles. Sólo bastaron unos cuantos artículos míos, blasfemos e impíos, para que corretearan como gallinas decapitadas y aterrorizadas.
Ellos son, qué duda cabe, la caja de resonancia de Yanacocha y de la corrupta gestión municipal de Ratamiro Bardales. Y para cubrir las apariencias dan, a veces, suavecitos palos de ciego, previamente convenidos, a sus generosos aportantes.
Pero tampoco escatiman sus esfuerzos cuando se trata de elogios. Por ejemplo, hace unos días publicaron una nota FALSA de que Bardales había ganado un premio de la PCM y de Sierra Exportadora como el mejor alcalde productivo, mientras ocultaban una noticia VERDADERA del alcalde bañosino Julca que sí ganó el segundo lugar de mejor alcalde productivo entre 800 alcaldes del Perú.
Y en cuanto a su patrón Yanacocha, El Tiempo es una versión potable y un poco menos maloliente que El Cajacho, que por lo menos no se avergonzaba ni ocultaba su cordón umbilical que lo unía a la minera.
De la obsesión neurótica, cotidiana y macartista, que ellos sienten por Goyo, no voy a escribir nada. Ello es ya un asunto patológico y merece ser estudiado por los psicoanalistas.
Al Capone decía que a los periodistas corruptos no hay que llenarlos de plomo, sino más bien llenarles la billetera. Ahora bien, estos torpes pronosticadores de los malos tiempos para Cajamarca, cuando descubrieron –según Ryszard Kapuscinski– que la información era un “buen negocio”, entonces mataron a la verdad.
Pero hay algo que me desconcierta y asombra… No tienen ni 6 meses de haber aparecido en el firmamento mediático local, no poseen cuentas gruesas de publicidad, disfrutan de una modesta circulación de 200 ejemplares diarios, y sin embargo ya cuentan con 30 empleados que laboran en lujosas oficinas de aluminio y cristal.
En cambio, Panorama Cajamarquino tiene 20 años, cuentas nacionales de publicidad, una circulación regional de 7 mil ejemplares, y sólo cuenta con 26 empleados.
¿Cómo le hace El Tiempo para sobrevivir en este duro mercado editorial? ¿De dónde saca los recursos para sostener sus abultados gastos administrativos?
¿De dónde? ¡De dónde pecata mía si no es de la sacristía minera y municipal!
Ah, me olvidaba. El artículo que El Tiempo no quiso publicar, se titula: “Las Enfermedades Mineras”.
Y se ocupa de todas las enfermedades que originan, en las poblaciones circundantes, aquellas mineras irresponsables y contaminadoras como Yanacocha.
Bye, bye, Yanacocha boys
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